Los Ángeles se enfrenta a una amenaza a gran escala: un desastre natural en la ciudad
Las lluvias han convertido las calles de Los Ángeles en ríos y las laderas de las montañas en flujos de lodo y rocas. La ciudad lucha contra las consecuencias de inundaciones y deslizamientos de tierra tras los recientes incendios.

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Los Ángeles se ha encontrado nuevamente en el epicentro de un desastre natural. El jueves por la noche, una fuerte tormenta provocó inundaciones y deslizamientos de tierra que afectaron varias zonas de la ciudad, según informa New York Post.
El Servicio Meteorológico Nacional advirtió sobre el alto riesgo de inundaciones en las carreteras, flujos de lodo y fuertes ráfagas de viento.
Las áreas recientemente afectadas por incendios representan un peligro particular. Debido a la tierra calcinada, el agua de lluvia no se absorbe y fluye rápidamente cuesta abajo, arrastrando piedras, lodo y cenizas.
Como resultado, algunas calles, incluida una sección de la Carretera del Pacífico, quedaron cubiertas por escombros de hasta 1,2 metros de altura.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, se dirigió a los residentes con una advertencia sobre la amenaza persistente. Las autoridades instaron a la población a no salir de sus hogares, evitar viajar por carreteras inundadas y mantenerse alejados de áreas propensas a nuevos deslizamientos.
Las zonas más afectadas incluyen Hollywood Hills, Pacific Palisades y Altadena. También se han reportado inundaciones en Malibú, el Valle de San Fernando y el centro de Los Ángeles.
Los meteorólogos pronostican que las fuertes lluvias continuarán, con una intensidad de hasta 1,25 pulgadas (aproximadamente 3 cm) por hora. Los equipos de rescate están preparados para nuevas emergencias, mientras los residentes esperan que el fenómeno no cause más daños.
Anteriormente se informó que en California, debido a un gran incendio forestal llamado Hughes Fire, que ha arrasado 5.000 acres en la zona de Castaic, las autoridades evacuaron a 476 reclusos y alrededor de 18.000 residentes locales.
También se supo que los estados del sur de EE.UU. sufrieron una rara tormenta invernal que paralizó la vida de 31 millones de personas, causó víctimas fatales, llevó a la cancelación de cientos de vuelos y provocó el cierre de aeropuertos.